Como loco escapado de manicomio público
Con las ropas en desorden
Y los cabellos al aire
Pasa el huracán
Con traje de larga cola
Estremeciendo paisajes.
Mil mensajeros navegan
En sus largos silabeos
De su lengua sin garganta…
Mi angustia no los descifra.
Ajusta cuentas de guerras
Altos clamores de paz
Y deseos de abundancia
El huracán grita a voces
Pero nadie lo comprende.
Como la rana que nunca
Salir de su pozo supo
Como el avestruz que oculta
La cabeza ante el peligro
Entre los ranchos seguros
Entre los abrigos nuevos
Se salvan muchos oídos
De los reclamos del viento.
Pero el huracán arrecia
Domesticando ciudades
Desbordando ríos y mares
Marcando la geografía
Con los pasos de su danza.
Invisible se va dejando
Las huellas de su visita.
Y nadie,
Nadie descifra su rabioso silabeo.
Ira
Ira,
Me invadiste cuando mis anhelos se truncaron
Cuando no pude hacer nada ante tanta injusticia
Cuando estrujaron mis senos
Hasta hacerme gritar de sufrimiento
Y nadie vino a defenderme…
Cuando asesinos golpearon a mi vecina
Y un grito sordo se ahogó en mi garganta.
Cuando rogué por una luz más cierta
Y la picota de la ironía cayó en mi palabra.
Ira tengo del que me abandonó
Cuando me jugué todo en un instante de locura
Ira del que no supo darse entero en la pelea
Del que escondió la mano que lanzó la piedra
De esta incesante lucha a puño limpio
Del mezquino con alma de payaso.
Es lama adherida a mi garganta…
Esta ira del mundo que me tocó
De las guerra de Irak, de kosovo y de Colombia
Del terremoto, del tsunami, y del tornado…
Hoy
Corto las hojas
De esta cizaña que en mi boca
Como santo hipócrita se presenta
A pedir disculpas.
Ayúdenme a cambiar la ira en alegría
En el rojo alboroto del cafeto,
En voraces flores que devoren
Cada minuto de estos días sulfurosos.
Señor,
Te doy toda mi ira
Te la cambio por una sola moneda de tu luz.