Vengo del norte xii

POR el sol es la hora de empezar a soñar;

Recoge los aperos de la vida,

La realidad aquí – ya te lo dije – tiene la tierra

Seca, ha sido abandonada.

Nadie es verdad más que los muertos

A pesar de sus siglos.

Nos acostumbraremos a existir al revés

Como la calumnia,

Surgirás con el apetito de la envidia.

Olvidaremos todo lo que fuimos,

Aunque nuestros padres lloren desde los astros;

Y no tendremos nombre

Para que nadie nos confunda desde ahora.

Nuestra casa estará rodeada de épocas,

De meses boreales.

Nos acostumbraremos a levantarnos pronto

Para esperar el tiempo en otra parte

Donde los labradores pongan la leche fresca

Al borde del camino,

Donde los trenes rompan la pereza del alba,

Donde la primavera anide en los aleros de tu mirada

Esdrújula.

Por el sol es la hora de deciros

Que estoy enamorado

Y que he venido aquí para dejar encinta a la geografía.

Vuestra historia me gusta porque baila desnuda

Cuando llegan los huéspedes

Y sus pechos morenos vibran infatigables.

Quedaremos aquí;

Nos enseñaréis a pronunciar las sílabas del gozo,

A escribir las tablillas del deseo,

A conjugar la ley que nunca habéis violado,

A vivir sin el fugaz atuendo de los hombres.

Es tarde.

Las estrellas empiezan a salpicar la noche.


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Poema Vengo del norte xii - Aurelio González Ovies