Vendrá un carro por mi cuerpo

Vendrá un carro por mi cuerpo
-¿en dónde estará mi alma?
y se pasará a la puerta
del jardín. Sobre mi caja

negra y con moscas, el sol
de la tarde sonrosada
dejará un rayo flotante,
lleno de música y lágrimas.

Mi casa quedará triste,
y en el jardín las acacias
que quise tanto, mis pobres
acacias finas y lánguidas,

esperarán que mi mano
se alce para acariciarlas,
y mi mano estará fría
bajo la tierra; y el agua

de la fuente, en el silencio
de la fronda abandonada,
llorará, llorará muerta
de tristeza y de nostalgia.

Y ya no volverá nunca
a dar al jardín mis lágrimas
cuando tiña la penumbra
la dulce luna dorada.

Vendrá a mi cuarto la tarde
por la entreabierta ventana
y acariciará mis libros
y mi mesa; y la fragancia

fresca y triste del crepúsculo
y la brisa y la sonata
del piano, todo, todo
preguntará por mi alma.

Y si a la adorada, triste,
vestida de negro y pálida,
dejan que venga a llorar
a la estancia solitaria,

una voz dulce y amiga,
quizá la voz de mi hermana,
le dirá: Ese es el sitio
en donde él se sentaba.


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Poema Vendrá un carro por mi cuerpo - Juan Ramón Jiménez