“Yo vivo en mi propia ausencia, ausencia solo mía,
Nadie tiene cabida en ella”.
Marcela Serrano
Vida inerte que se desliza por mis huesos,
Donde mi llanto desnudo es castrado de consuelo,
Ante la quimera de ser la heredera
De tu pecho desnudo y tus ojos negros.
Vivo porque me abraso,
Porque anhelo vivir, porque deseo morir
Y tatuar con lágrimas tu silencio.
Déjame ser sombra que nazca sobre tu boca:
Lentamente y paso a paso
Como un incendio de mariposas.
Déjame ser sombra y me posaré en tu letargo:
Hambrienta de la espera y rígida del cansancio.
Seré sombra muda, anónima,
Soledad y vacío que carcome los huesos,
Vena herida que ate con sangre el otoño de tus cabellos.
Déjame ser tú, tu savia,
Río con emoción de tormenta que se dispersa.
Que sean tus labios sangre en puntillas,
Primavera que muere o sueña,
Endiablada miel volcada sobre mi marea.
Perversa, suave y triste boca-amapola
Que de mi sombra da caza,
Que desayuna de madrugada mi corazón.