La confesión del juglar

Mucho paquete para vos Amanda
Primero el perverso polimorfo el machista al cubo
el sembrador de demonios en tu cuerpo
el zaguán abierto para las maldiciones
el asta asesina de tu alma de tus sentimientos ingenuos
el rompedor de tu vitrina llena de cívica y moral
el violador de tu castidad
el semáforo en rojo de tu familia
el conquistador de tu dignidad
la hiel del mero infierno
el bohemio cruel revolcándote a la medianoche
como un lobo feroz que arrancó a puras dentelladas
las últimas defensas de tu pureza y de tu luz
En vos vino a dar el río de aguas negras de mi corazón
Te hiciste una con el malvado con la bendición del cura
Pero después surgió el milagro
y aunque siguió mi lucha contra el canibalismo
un hombre nuevo se te arrimó a la vida
para seguir siendo uno con la blancura de tu ser
Inmaduro en la inédita ruta de mi sensatez
(aquí vale el engolamiento de la retórica)
mordí el anzuelo de tu sujeción fingida
y comencé a escribir el poema de la pasión domesticada
Te amé con inciensos de pureza
con catecismos para apagar mi vieja brama
y vivir enamorado de ti como un adolescente tímido
como un escolar que pide permiso
para poner la regla en cada milímetro
de tu posible necesidad sexual
Me fui volviendo un místico
te levanté altares en los valles y en los montes
y te volviste una diosa veleidosa
Por eso me embriagué herido por tus desprecios
y reviví el calvario de mis primeros amores

cuando aún el mundo no me había podrido
Desde entonces la tristeza de mis años iniciales
creció de ola en ola hasta llegar a inundación
Ninguna pulgada de tierra quedó libre
de la indiferencia de tu mar
Y aquí estoy como un vigía ciego
en la azotea de la soledad
Si es invierno las lluvias me golpean
Si es verano las estrellas me miran con indiferencia
La noche me envuelve y se burla de mi desventura
Te espero y nunca llegás jamás hay lugar para mí
Tu agenda no tiene alcoba para un juglar afligido
Solitario me dejás con las musas que no tienen la hipnótica
pelusa
Las cuerdas de mi laúd no paran de sonar sus quejas
Pasión cuyo ventarrón
arrasó con tus honores
hasta volverte una esclava
Tus blasones de familia
rodaron por el camino
de mis crueles correrías
Pero venció tu cintura
me intoxicó tu estoicismo
De fiera pasé a cordero
y te volviste una loba
con tu frialdad y tu ajenjo
y yo fui el enamorado
preso en las hondas tinieblas
de la mujer domadora
siempre con látigo en mano
dándome azote de esclavo
pero nunca su ternura
Hoy no sé cómo escapar de esta red que me mata
Quisiera dejarte pero tu imán me retiene
Soy un hule que entre más se estira
regresa con más fuerza a su posición original

Feto de varón me ovillo bajo el cielo
Las nubes pasan y me escupen
Estás tan próxima pero tan lejana
Vos desconocés mi sensibilidad
Son treinta y siete años de camino
y aún no me asimilás
¡Vaya pacto de insomnios!
Llevame al siquiátrico
para que me pongan los rulos
Talvez las descargas influyan en mis precipicios
y surja liberado para que hagamos una tregua
y firmemos la paz
y la coexistencia alumbre nuestra mesa
nuestros proyectos de vejez
nuestras arrugas animadas por el sexo
en el viejo camastrón
Te amo con tu celulitis y tu carácter severo
Por favor ya no me pasés la cuenta
por mi pasado de tirano
No hagás sufrir a tu suegro
nuestro Padre celestial

Olvidate de los garfios
Ya no soy un paquete Amanda
Respetá mi dignidad
Estoy sin chonga y listones
Adentro de la caja hay un vacío
que sólo vos podés llenar
Que tus miradas tengan vida para mí
Incorporá en tu diccionario
las palabras
ternura
y atención
Quiero entrar en tu menopausia
como el patriarca Abraham
seguro de dar en el blanco
y preñarte de una vez
para que mis ojos no se vayan
detrás de ninguna Agar
y que des a luz en mis manos
un fruto lleno de amor
¡He dicho!

10-10-2002 3 A. M.


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Poema La confesión del juglar - Julio Iraheta Santos