Un hombre de color llega sin alas
A la meta del hambre y de la muerte.
Es un ángel desnudo que desafía
La velocidad de las alas.
Selva de África para turistas boquiabiertos.
Dos niños, nenúfares de tres años,
Parece que duermen en la selva del desierto.
Un hacha les ofrendó la eternidad del sueño.
Una mujer, sentada en su trono de polvo,
Ofrece su pecho a un niño hinchado de metralla.
Todo muy europeo.
Burundi es un cementerio vivo
De ángeles mutilados,
De cadáveres de color amatista
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