Trébole, ¡ay Jesús, cómo gúele!
Trébole, ¡ay Jesús, qué olor!
Trébole de la casada
Que a su esposo quiere bien;
De la doncella también
Entre paredes guardada,
Que fácilmente engañada
Sigue su primer amor.
Trébole, ¡ay Jesús, cómo gúele!
Trébole, ¡ay Jesús, qué olor!
Trébole de la soltera
Que tantos amores muda;
Trébole de la viuda
Que otra vez casarse espera,
Tocas blancas por defuera
Y faldellín de color.
Trébole, ¡ay Jesús, cómo gúele!
Trébole, ¡ay Jesús, qué olor!