Títiro, voy por esta solitaria
Senda siguiendo mi fortuna sola;
Que como el cielo pudo leuantóla
De muy cleme[n]te y ma[n]sa en muy co[n]traria.
Voy tan co[n]fuso y mustio, q[ue] ordinaria –
Mente me llaman y me gritan: ¡Ola.
Que se despeña tu ganado, Iola!
Yo lloro y sigo mi fortuna varia.
Tal es la deuda que a mis ojos deuo,
Que con menos passión de la que passo
No pagaré la gloria que recibo.
¡Ay, yo la dexo y el aduerso caso
Que se me da por enemigo nueuo,
Sin ella quiere sustentarme viuo!