Me encontré tan menuda, tan
encogida, ovillada en eso
que la taquicardia auguró.
Doce o trece horas de amor desmedido
maldita sea hoy, cómo avanzaba
la sabandija entre mi letargo
haciéndome diminuta
el tiempo crecía. Me puso las manos
encima y me queda
ese temblor.
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