Desplegar como un velo en los coluros
El que, sin cabo, cielo se dilata,
Y de llama, hermosamente ingrata,
Armar sus campos de cristales puros,
Cimientos a la tierra abrir siguros
Donde el viento sus plumas desbarata,
Hacer al mar, que en perlas se desata,
De floja arena inacesibles muros,
Pequeña gloria fue de tu potencia;
Mas que, de puro amor, te hagas hombre,
Dios mío, por morir por tu criatura,
No es mucho que a los ángeles asombre,
Ni los hombres, que ignoran tu clemencia,
Lo tengan por escándalo y locura.