Abril sin recordar demasiado la historia comenzaba con la silla vacía Mi abuela preparaba en grandes ollas de zinc el festín del domingo Ella emocionada Ella domesticando palomas sobre el patio verde El ajo sobre los tallarines El arroz inflamándose doraba la techumbre de los platos aplastados por el ojo Luego la vieja canción picoteando las mallas descosidas de una radio que dormía bajo la cama Disponíamos entonces de una pequeña compañía de teatro que realizábamos entre primos para finalizar el almuerzo Mientras mis tías se tinturaban el cabello se coloreaban las uñas y huían hacia el futuro a paso presuroso pero descalzo Ellas me abrazaban me cortaban el cabello me bañaban en el patio bajo un sol blanquísimo en un día de viento Mi primer sol brincaba sobre los fierros del tren y se colgaba en los techos pobres donde roncaba la lluvia a ratos como un fusil Yo no necesitaba levantar la cabeza para internarme en el festejo de lo desconocido Mi madre era una armadura marrón entre las cañas del sueño Una mariposa en bengalí atravesando la casa Yo no necesitaba levantar la cabeza para saber lo que era claro y lo que era oscuro
así es como marchaba entusiasmado hacia mi cuerpo por primera vez