Poeta mortal a los poetas jóvenes (iii) el poeta sobrevive

Si oyes ladrar los perros es señal que los ritos de Cervantes
se acercan a tu grandeza de poeta sencillo. Por las dudas
pon tu barba en remojo. El lacayo tiene hambre. Merodea
cercano, juega con su presa, sin deponer su afán de devorarla.

Deja que ladre para que te deslumbre la grandeza de Dios,
responde con palabras en defensa de la palabra misma.

No dejes que muerda con su mezquindad, o lesione
con su poder efímero. Sácale la lengua como una cruz
y arruina su fiesta decadente de vampiro enano.


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Poema Poeta mortal a los poetas jóvenes (iii) el poeta sobrevive - Manlio Argueta