Un cometa se persigue la cola

Ser campo verde, hermano del follaje, antes que la lluvia toque la campana.

Ser lluvia, gotas que incursionan en la matriz, antes que regresen como savia.

Ser savia caliente, bárbara, intransigente con el ascenso/
Antes que el colibrí aspire su alimento.

Ser colibrí precursor de la fruición, antes que el sol decline su mediodía.

Ser sol rojo y sangriento antes que el ocaso se duerma desangrado.

Ser ocaso que se entrega al nocturno crepusculario/
Antes que el alba despierte a los pájaro efímeros.

Ser alba que se pierda en lo insondable y abisal de una gota de rocío/
Antes que ésta/ gota milenaria/ se encrespe y reviente en los arrecifes de la memoria.

Ser arrecife solitario y cortante, que talle espumas para adornar el umbral del mar/
Antes que toda la vastedad de lo horizontal se derrame del vaso estelar.

Ser extenso y pendular para abarcar todo lo insondable de un ojo callado/
Antes que una mirada se adentre en el infinitésimo pálpito aletargado.

Y así, palpitar y palpitar en la inútil búsqueda del perpetuo celeste/
Antes que un otoño se ponga a deshojar, impunemente, olvidos.


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Poema Un cometa se persigue la cola - Alberto Hermoza