Partida: pureza del mar

Hasta esta puras noches tuyas, mar no tuvo
el alma mía, sola más que nunca,
aquel afán, un día, presentido,
del partir sin razón.

Esta portada
de camino que enciende en ti la luna
con toda la belleza de sus siglos
de castidad, blancura, paz y gracia,
la contajia del ansia de su ausente
movimiento.

Hervidero
de almas de azucenas, que una música
celeste fuera haciendo de cristales líquidos,
en varas de hialinas cimas de olas,
con un fiel correspondencia de colores
a un aromar agudo de delicias
que estasiaran la vida hasta la muerte.

¡Maja, deleite, más, entre la sombra
donde arden los brillantes ojos sostenidos
que la visión de aquel cantado amor,
leve, sencillo y verdadero,
que no creímos conseguir; tan cierto
que parecía el sueño más distante!
Sí, sí, así era, así empezaba
aquello, de este modo lo veía
mi corazón de niño, cuando, abiertos
como rosas, mis ojos
se alzaban, negros, desde aquellas torres
cándidas, por el iris, de mi sueño,
a la alta claridad de un paraíso.
Así era aquel pétalo de cielo,
en el que el alma se encontraba,
igual que en otra ella, única y libre.
Esto era, esto es, de aquí se iba,
por lisas galerías de infalibles
arquitecturas de agua, tierra, fuego y aire,
como esta noche eterna, no sé adónde,
a la segura luz de unas estrellas;
así empezaba aquel comienzo sin fin,
gana matinal de mi alma
de salir, por su puerta, hacia su ijnoto centro…
¡Oh blancura primera, sólo y siempre
primea!
¡Marmórea realidad de la inconciente
lumbre blanca!
¡Locura de blancura irrepetible!
…¡Blancura de esta noche, mar, de luna!


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Poema Partida: pureza del mar - Juan Ramón Jiménez