La vida es una niebla persistente
Donde toda esperanza se alucina.
La luz, que se presenta clandestina,
Nos roza y se nos va implacablemente.
Entre densos jirones vagarosos
Sobrevivimos miopes, casi a tientas.
A luz y sombra saco yo mis cuentas
Siempre con resultados infructuosos.
He poblado ya tantas confusiones,
He habitado tortuosos laberintos
Saturados de niebla tan espesa,
Que amordazando mis meditaciones
Me he dejado guiar por mis instintos
-La niebla también llena mi cabeza-.
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