Me deprimen los tíos que esperan en un coche,
El codo necesario sobre la ventanilla
Y la radio ofendiendo con la canción de moda.
Quedan bien en las tardes de sol, y los veranos,
Por extensión, son suyos. Cuando cruzas
La calle sola y pesan
La calle, el sol, el día que te vive,
Ahí están ellos, fuma que te fuma,
Dueños del sol, del día, de la calle y del coche.
No me gustan.
¿Qué novias que no llegan
O qué esposas con bolsas o qué amigos
Esperan siempre? En otras circunstancias
De lugar y de tiempo harían un buen cuadro
De Hopper. Pero no:
Aunque se les ve solos, simbolizan
La compañía; siempre tiene premio
Su paciencia contenta.
Será eso en el fondo, una traición
Pequeña, involuntaria, como un miedo doméstico:
La culpa de no ser más que costumbre.