Mal de piedra

Este permanente combate contra una hoja en blanco,
¿qué ofrece a mi vida? Quizá menos
Que la astilla que me da en pleno rostro
Cuando ando por las calles hacia mi calle.
El aire que no arde, los ojos enrojecidos,
Límites inapelables: vigilia de la brizna,
Burla del légamo, sangre clamando por el jaspe,
Un pez fluyendo por la corriente
Hasta el último fulgor del cobalto.
Ah, querido Cavalcanti, tiene que haber una puerta,
Un secreto,
Una llave.


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Poema Mal de piedra - Carlos Barbarito