Todo lo dejaste por alcanzar la piedra filosofal

Todo lo dejaste por alcanzar la piedra filosofal ingenuo nosferatu y
todo lo has perdido. Mujer, clan, familia, amigos, nación. Ahora eres
solo un apatrida excluido del genero humano.
La noche es ahora tu hábitat. La oscuridad, el eclipse absoluto que
te alumbra y te acompañará toda tu existencia, hasta la consumación
incólume de los siglos, como aquellos
Largos días polares sin sol y el manto glacial permanente cubriendo
el firmamento.
Has visto nacer y morir imperios, cientos de reyes has visto
desfallecer en la inclemencia imperturbable del viento y a la
soberbia raza humana caer consumida por la insomne voracidad de los
gusanos.
Como un judío errante navegaste por el mundo entero, varias
veces. Felices fueron aquellos primeros siglos sin percibir la
intermitente “angustia de morir”. Más el tedio insoportable te inundo
irremediable a la mitad del primer milenio hasta convertirte en lo
que ahora eres: liquen muerto, polvo inorgánico que trasunta placida
tus venas.
No hay sentimientos, eres la contemplación pura. Él hastió
permanente y a pesar que
Varios suicidios intentaste en vano el soplo eterno volvía a tú
sangre irredenta y con ella el terrible dolor intangible del
spleen “: eres consciente de tú terrible inmortalidad”.
Hoy la vuelves a ver y te sientes vivo como al principio y quieres
morir, ser libre, amar “hasta perder el conocimiento”, – El lenguaje
son extraños pájaros que se lleva el leteo-sentir la brisa fresca de
las mañanas en tú pálido y verdoso rostro, aunque esto signifique por
ultimo el final de tus días.
Hoy lo has decidido, amanecerás contemplando el alba junto a ella,
opúsculo de un nosferatu a punto de un amanecer:
“Sabes que el resplandor del sol quemando tu piel te redimirá”.


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Poema Todo lo dejaste por alcanzar la piedra filosofal - Leo Zelada