Yo soy aquél que no se fue de casa,
que se quedó a morir, a marchitarse
en el hogar materno, en el regazo
de su miedo a vivir, y nunca supo
a qué sabe la vida estando lejos.
Niño que no creció, pájaro enfermo
que no abandonó el nido y decidió
quedarse sin su vida, en el lugar
del hijo, a que su madre lo cuidara.
Hablo de aquellos hijos que quisieron
casarse con sus madres,
y viceversa, y ya sólo la muerte
los podrá separar.
Hablo de tribus de hombres desolados,
de hombres que no lo fueron,
que nunca consiguieron alejarse
del calor y la herida del origen.
Yo me fui, madre, huí de aquel peligro
para llegar a éste.
Y hoy te extraño
porque te llevo dentro. No podía
imaginar que un día habrías de ser
el fruto de mi vientre.
No me creas,
estoy exagerando para ser más preciso,
para salvarme. Soy lo que no he sido.
Yo soy aquél que no quiso nacer.