[ Tapia de Casariego, 1991 ]
Estas ciudades
Jamás han existido.
Ni las barcas quemadas
Bajo el sol de la tarde,
Ni la espuma tampoco
Del mar que nos salpica.
Dónde habré yo vivido
Parecida belleza,
Esta llaga de luz
Sangrando en el crepúsculo.
Entre mis manos, fría,
Pasó la gaviota…
También tú – como ella –
Jamás has existido.