Campesino membrudo, de verdes años,
robusta labradora, de fresca vida,
se apresuran, opuestos, por escondida
senda que bien conocen ciervos huraños,
a toparse en el bosque-fácil guarida
de parejas a furto de los regaños
y ojerizas paternos. ¡Con qué de amaños
la cita deseada fue convenida!
-Digo las cosas claro; nadie se asombre-.
Van urgidos del hambre por la molestia:
él con hambre de hembra y ella de hombre.
Se juntan…Y tendida, tras un instante,
sobre el césped se agita súbita bestia,
bicéfala, cuadrúpeda, jadeante…
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