El crepúsculo finge un hervidero
cruento y ardiente… Sobre el mar sonoro
resbala el melancólico y postrero
lampo de sol, como una flecha de oro.
El monstruo llora un rictus de armonías
y al beso de la luz se congestiona,
cual si sangraran en sus ondas frías
las cuatro heridas de Rabí Jeschona.
La ojera del ocaso cobra un vago
violeta-oscuro, dándole al estrago
un capricho romántico de rosas;
la noche muestra toda su fortuna,
y brota, como un pétalo, la luna
envuelta en santidades vaporosas.
(1 votes, average: 5.00 out of 5)
Versos similares:
- Anima clemens Palomas lilas entre los alcores, gemían tus nostalgias inspiradas; y en las ciénagas, de astro ensangrentadas, corearon su maitín roncos tenores. En los castillos y […]...
- Fiebre No tengo ni el derecho de decirte Lo que decir no debo, Pero escucha el relato de esta fiebre Desde un desahucio interno: Hasta el […]...
- El poeta a caballo ¡Qué tranquilidad violeta, Por el sendero, a la tarde! A caballo va el poeta… ¡Qué tranquilidad violeta! La dulce brisa del río, Olorosa a junco […]...
- Alondras que mueren deslumbradas (i) carne de la fiebre Carne de la fiebre diminuta donde el rencor olvida, tierra al fin donde medra el regocijo austero del amor, cien veces herida por la eternidad, […]...
- Cuatro Cerrando estoy mi cuerpo con las cuatro paredes, En las cuatro ventanas que tu cuerpo me abrió. Estoy quedando solo con mis cuatro silencios: El […]...
- Y no temblé al mirarla ¡Y no temblé al mirarla! ¡Y no temblé al mirarla! El tiempo había su tez apenas marchitado; hacía tanto… que ni de lejos la veía… […]...
- La violeta Y una violeta llenó el alma de la tarde. Morían llenos de clamor los sotos, y érase en aquel rincón exiguo, un misterioso malestar ambiguo […]...
- El perro de san roque Yo sólo soy un hombre débil, un espontáneo que nunca tomó en serio los sesos de su cráneo. A medida que vivo ignoro más las […]...
- Canción segunda Van cuatro jinetes por la lejanía. Largas capas negras, negras sombras íntimas. (Si yo me alejara, ¿tú me olvidarías?) Se oscurece el campo bajo la […]...
- Leyenda de dryope Dicen que cada árbol es una diosa escondida y que gotas de sangre brotan cuando le arrancan sus flores. Dicen que cada árbol es una […]...
- Sensaciones A Mauricio Guzmán Oscuro trajinar el que corroe en esta vida de encrucijadas cuestas donde la voz se vuelve silencio y el gemir estremece al […]...
- Iluminación campesina Alternando a capricho el candor de sus prosas, Ruth sugiere a la cítara tan augustos momentos! Y Fanor en su oboe de aterciopelamientos Plañe bajo […]...
- Vespertino Para la amable señorita Teresa Aritzti Hacia el ocaso fúlgido titila El temblador lucero vespertino, Y a lo lejos, se escucha del camino El eco […]...
- Madrigal ¿Me quieres?… ¡Que tu acento me lo diga ante aquel sol que muere en el ocaso! Tú, que mitigas mi pesar… ¡mitiga esta fiebre voraz […]...
- Naturaleza muerta En cada cuerpo se esconden otros cuerpos Más bellos. En cada atardecer un sólo Atardecer, como el sonido apagado de la lluvia O el rumor […]...
- El que quisiere apurarse El que quisiere apurarse, Véngase muy sin temor A la fragua del Amor. Todo oro que se afina Es de más fina valía, Porque tiene […]...
- De viaje Ave de paso, fugaz viajera desconocida: fue sólo un sueño, sólo un capricho, sólo un acaso; duró un instante, de los que llenan toda una […]...
- El médico de la aldea Como el dulce Rabí de Galilea, con la sonrisa iluminó la infancia, y derramó de su alma la fragancia sobre la humilde gente de la […]...
- Testamento Amor mío dos puntos, se cayó la voluntad de seguir siendo, salgo enhebrada de tu saliva aún y me aturde dejar de perseguirte, tú que […]...
- El caballero de la yerbabuena El erudito habla del pasado y la chica loca-de-su-cuerpo…, del futuro. Un beluario de peces de colores ansía gozar del instante de azogue que le […]...
- Qué capricho torció tu corazón dime ¿Qué capricho torció tu corazón? ¿Dónde duermes esta noche de junio? ¿En qué paraje del mundo cerrarás tus ojos bajo las estrellas? Cae la […]...
- Canto del cisne Demencia: el camino más alto y más desierto. Oficios de las máscaras absurdas; pero tan humanas. Roncan los extravíos; tosen las muecas y descargan sus […]...
- El desolado A pesar de la luz, mi oscuro paso Amordaza la calle, y se asegura Un lívido color de sepultura A la serena lumbre del ocaso. […]...
- Coda Impertérrito mes en la cruda mudanza, Si sólo si postizo silfo sietemesino. Adiós, sansiros lardos. Rigor, mis rigodones. Fecha de la asunción: égloga cebe cobra....
- Muerte Eres sueño de un dios; cuando despierte ¿al seno tornarás de que surgiste? Serás al cabo lo que un día fuiste? ¿Parto de desnacer será […]...
- Necesito heridas Yo necesito heridas para ser quien soy, flechas y fechas que se claven en mí, dolor sin causa para poder quejarme de mi destino, pena […]...
- En boca del último inca Ya de los blancos el cañón huyendo, hoy a la falda del Pichincha vine, como el sol vago, como el sol ardiente. como el sol […]...
- Llegan las mujeres Llegan las mujeres a servir copas de lágrimas para que mi bestia de luz libe para que el Humor haga estallar de risa el océano […]...
- Es droga la elocuencia Esta rabia de diván, esta rabia milenaria que vino a perder su fuerza en la tribuna de un diván, no la enmiendan alaridos, no se […]...
- Las horas doradas Cuatro bellezas tiene el año, Cuatro bellezas como tú, Que me enumera el bonzo extraño Con su puntero de bambú. Es la primera, al desperezo […]...