¿Qué es una Tierra donde todos mienten para no estar solos?
Donde día a día la brisa copia lo quebrado del silencio. Y el hombre hunde
su grasa en una ciudad que no detiene su rumor enorme.
¿Qué es una Tierra, donde la luz apuesta a los más altos vientos que giran
hacia nuevas latitudes? Y la mujer cuida sus llagas en secreto. Con la
imaginación del agua, en la falsedad de un tiempo que transcurre.
¿Qué es una Tierra, sin nítidos caminos, donde Lázaro está muerto de
cualquier modo y el adiós se vierte como una jarra de larvas en las manos
que no saben la actitud conforme? Donde el sabor del espanto pone brumas
a los gestos de las piedras. Y la libertad es solamente un anciano
que camina a tientas, una palabra escrita en algún lado con coraje, o el
aguardiente que brindan los hombres más fieles, los más tristes.
¿Qué es una Tierra, donde todos compramos pedazos de ella, para
apostar los huesos excusados?
Y donde nadie habla de luz entre nosotros, ni de días largos,
ni de victorias claras.