Estaba en el colegio
Y compramos
Entradas para ir
Al circo.
Pasaban varias funciones.
Fuimos todos,
Enloquecidos,
Con la merienda y con
La risa puesta.
Excepto yo.
Me sentaron en
Primera fila.
Desde ese sitio
Veía todo lo que ocurría
Tras la cortina
Primero salió el hombre-pellejo.
Parecía muy muy mayor.
Tiraba y estiraba
De su carne
Y no siempre le volvía
Al mismo sitio.
Salió un sólo payaso.
Yo había visto cómo
Tras la cortina,
Zarandeaba a una niña:
La trapecista,
Su hija.
El payaso era muy tonto.
Nos reímos mucho
De él.
Luego, salieron las trapecistas.
Una señora muy grande y
La niña,
La hija.
La trapecista niña
Lloraba,
Pero no se veía
Desde lejos.
Parecía más mayor
Allí arriba.
Los niños aplaudían mucho
Y dejó de llorar.
Después salió el domador
Que era el mismo payaso.
El padre de la trapecista.
Una mujer con mucho pelo
Y mucho maquillaje y muchos tacones
Le planchaba el traje.
Creo que era la otra trapecista
Porque no se caía de los tacones.
O la mujer barbuda.
Los leones del domador
Parecían gatos
Grandes
Y repetían el mismo movimiento
Siempre.
También salió la señora
Con barbas y tacones
Disfrazada como los hombres
En el entierro de la sardina.
Cantaba.
Pero yo veía que sólo
Movía la boca.
Los niños se reían mucho.
Más que con el
Payaso.
Después de un descanso
Salió un hombre que rompía
Una vajilla de veinticuatro piezas
Con la cabeza.
Y luego se la tragaba.
A los niños nos dio mucho
Asco.
También salió una niña,
Muy delgada,
Doblaba sus huesos
Sin dolor.
Era la trapecista.
Había dejado de
Llorar.
Y ya, antes de terminar
Salió la taquillera,
Disfrazada de princesa.
Hizo desfilar en
El circo
A muchos animales:
Ovejas negras y blancas,
Burros,
Zorros,
Camaleones,
Perros,
Cigarras
Y hormigas,
Pulpos,
Búhos,
Palomas,
Ratas
Y buitres.
Han pasado décadas.
Ahora es mi hija
La que
Quiere ir al circo.
Irá.