Con un trineo lila entro en la fiesta, en la aberrante jungla de los otros.
Mañana será tarde:
No habrá piadosos amuletos transformados,
Ni estambres de la sumisión,
Ni el paso astuto de alacrán entre columnas rotas.
¿Qué madrigal de las tumbas muy lejos de las vidrieras
Donde espías al niño velador de tu fósil?
Fósil debajo de las lluvias enceguecidas, fósil
Despavoriéndome en rosario de coronas casi invisibles.
¡Allí llegaste con tu rueca enjambre, vieja de la escarcha!
Hube perdido el conocimiento de ese mundo falaz.
Tajeé y tajeé y tajeé todas las puertas
Mientras subía en el naufragio de mi raza
Aferrando contra esta piel las hilachas de un perfume,
El desvelante corazón de un relicario abierto.
Herido de mandrágora tu pacto.
Miro de nacer por la escondida noche
La perfectísima llaga vagando en los jardines.
Estas genealogías donan el imaginado ácido del dios
Y encienden lámparas de carnaval.
¡Bienvenida la disfrazada de espectro,
Carcomida de encantos ridículos tu sombra!
El colibrí traga arena tibia (traída de los sueños)
Para borrar de estas manos los estigmas tan crueles.
¿Por qué he de volar así?
¿A qué este suavísimo celeste en las tinieblas?
Queda cerca tu adiós.
Ya dejas los cristales rotos, los desprecias
Como desprecias la traición del amor antes del alba.
Sólo el adiós se recupera de este lado.
¿No escupo el fuego de mi sola agonía hasta el desdoblamiento
De Adán en lepra, de barro en liquen?
¿Es que no asciendo al tiempo de las hijastras caídas?
No encuentro diluvio hacia arriba
Más que el sello de mi profanación.
La luz es impostora.
El traje es impostor.
Quema el silbido de esta boca en los hierros.