No se si publicarlo en los periódicos
O pintar un “grafitti” en cada nube
De este cielo plomizo de verano:
Se hace saber que hoy estoy contento.
Que se habrá declarado
Alguna tregua en esta guerra mía
Que va conmigo siempre a todas partes.
¿Espejismo de paz…? ¿Un armisticio
Que acaso he de firmar conmigo mismo
En la zona neutral, tierra de nadie,
Que son tus labios rojos…? Es extraño,
Pero hasta se han callado los tambores
De mi pulso y hoy sólo oigo campanas
Repicando en la tarde entre las risas
De los niños que juegan. Sólo veo
Aves que vuelan, mujeres hermosas
Derramándose por todas las aceras
Y hasta a ese cielo, plomizo y tonto,
Le encuentro alguna gracia melancólica.
Quizás sería bueno
Que el Rey lo publicara en un Decreto
Del Boletín Oficial o que el Alcalde
(por una vez) hiciera algo por mí
Y dictara un Bando: “A quien pueda
Interesar, se hace saber que Don
Ramón Graells Bofill está contento
Precisamente hoy, mira por dónde”.
No se si dar aviso urgente al médico,
Desayunar la vida entre tus muslos
O tomarme una copa hoy a deshora.
Seguro que no puedo
Resistir tanta dicha desbocada
De un solo trago, tanta borrachera
De euforia súbita, “etiqueta negra”,
Que ni Dios sabe de dónde ha salido.
Yo mientras, por si acaso,
Voy a apurar la vida hoy hasta el fondo
Porque de esta cosecha de optimismo
Va andando últimamente muy escasa
Mi escuálida bodega.
Se hace saber que hoy estoy contento
Y que algo o alguien no identificado
Suspendió al parecer los bombardeos
Sobre mi corazón. ¡ Pasad, amigos
Y aprovechaos de la coyuntura
Que hoy sí es mía la ronda ¡ Y tú, ya puedes
Ir preparándote para cuando llegue
De caza hasta la jungla de tus brazos,
Que entonces serás tú quién se sorprenda.
Se hace saber, en fín, que estoy contento
Y a fe que no tengo remota idea
De cuánto durará esta efervescencia
Desconocida con la que he topado
Al doblar una esquina. Por lo tanto,
Me echo el cielo plomizo por montera
Y doy orden estricta a mis zapatos
De que enfilen su proa hacia tu casa,
Pero sólo después de que dé cuenta
De esa copa a deshora que hace tiempo
-igual que esta alegría – nos veníamos
Mereciendo mi guerra y yo.