Cuando yo me moría
En la tiniebla oscura
De mi desgarradura
Y apenas comprendía
A plena luz del día,
El rayo de negrura
Que golpeó mi ternura
Y que me confundía;
Como luz milagrosa,
Amaneció tu rosa
Humilde en la ventana.
¡Fue tu llegada, hijo,
lo que el cielo me dijo!
¡Y me hirió la mañana!