Recuerdos: la mano que rasuraba su vientre,
La que oponía el éter a su boca,
Un rápido sopor, las voces,
Los contornos borrándose
Nada después.
Nada. Tres horas que un bisturí
Amputó a su vida.
Nada hasta despertar tiritando de frío,
La vía conectada a la vena, alguien
Que decía “ya está”.
Y el viaje de regreso hasta el cuarto:
El acero del ascensor, un pasadizo interminable,
Dibujarse voces y contornos lentamente.
Como otros días la luz en la alcoba,
Como tu cuerpo en el lecho,
Como las formas, los olores, los recuerdos
De otras, tantas jornadas.