Aquí germina, en calma, el olvido…
Rainer María Rilke
La tierra es blanda para que en ella
Resbalen los féretros y el césped mude de aires.
En las noches musitan las sombras,
Vuelan, insinúan fugitivas lunas.
Frente a ese canto de despedida hiriendo la garganta,
Me quedo sin palabras, hundido en mi sangre.
Frente a cada nicho helado, faltan las palabras;
Frente a cada cruz o imaginero,
Viene aquella infancia de noches, el candil oscuro,
El aire coagulado entre las nubes de los cirios.
Por eso los cementerios trastornan mis sentidos:
Esa presencia invisible, huidiza, lengua apagada,
Deshace mi aliento, pese a que es mi destino.