I
Cuando tú me diste amparo no era más que una gitana
con un traje de volantes y una enagua armidoná,
y me vi por tu cariño, de la noche a la mañana,
convertía en una reina de brillantes coroná.
Pero a mí desde el principio me cansaba tu ternura,
me agobiaba aquel encierro que me impuso tu pasión,
y una noche en que tus celos me colmaron de amargura
con la hiel de mis palabras yo maté tu corazón:
ESTRIBILLO
Tanto decirme “te quiero”, – te quiero-,
yo no lo puedo aguantá,
como un pájaro me muero, – me muero-,
necesito libertá.
Abre puertas y cerrojos
que me dé la luz del sol,
que están ciegos ya mis ojos
de tinieblas y doló.
Por mi mare yo te imploro y te lloro
que no pienses más en mí;
no te quiero, no te adoro,
y no sirvo pa viví
en esa cárcel de oro.
II
Y con prisa por dejarte yo me fui por los caminos,
con mis coplas y mis sueños y mis ansias de viví
y ar momento mis volantes se enredaron entre espinos
y los nardos y las rosas fueron cardos para mí.
Del vinagre que ahora bebo la curpita es sólo mía
y mardigo hasta la hora que probé la libertá.
Pordiosera de cariño te suplico noche y día
que en la cárcel de tus brazos tú me vuelvas a encerrá.
ESTRIBILLO
Vuelve a decirme “te quiero”, – te quiero-,
vuelve a decirlo, por Dio,
sin oirlo yo me muero, – me muero-,
como un nardo sin oló.
Pa borrarte los agravios
que te hice padecé,
si pudiera de mis labios
me arrancara hasta la piel.
Vale más que los tesoros del moro
tu cariño para mí.
Por tu madre yo te imploro
que me encierres pa viví
en esa cárcel de oro.
ESTRIBILLO (final)
A una fragua yo me echara
pa salí purificá,
si de nuevo tú en mi cara
te volvieras a mirá.
Vale más que los tesoros del moro
tu cariño para mí.
Por tu madre yo te imploro
que me encierres pa viví
en esa cárcel de oro.