Era un pez fluorescente
Con aletas ventrales teñidas de naranja
Como si cabalgara a lomos de una estrella.
Era un pez educado en el difícil arte de las lenguas
Y siempre sonreía a pesar de la pena.
Así sus juegos, sus gestos, sus piruetas,
Su deslizarse alegre alrededor del mundo.
Y yo le agradecía esas muestras de afecto
Con que cubría de dones las puertas de la casa.