Buenos dÍas a diana cazadora

Muy buenos días, laurel, muy buenos días, metal, bruma y silencio.
Desde el alba te veo, grandiosa espiga, persiguiendo a la niebla,
Y eres, en mi memoria, esencia de horizonte, frágil sueño.
Olaguíbel te dio la perfección del vuelo y el inefable encanto de estar quieta,
Serena, rodilla al aire y senos hacia siempre, como pétalos
Que se hubiesen caldo, mansamente, de la espléndida rosa de toda adolescencia.

Muy buenos días, oh selva, laguna de lujuria, helénica y ansiosa.
Buenos días en tu bronce de violetas broncíneas, y buenos días, amiga,
Para tu vientre o playa donde nacen deseos de espinosa violencia.
¡Buenos días, cazadora,.flechadora del alba, diosa de los crepúsculos!
Dejo a tus pies un poco de anhelo juvenil y en tus hombros, apenas,
Abandono las alas rotas de este poema.


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Poema Buenos dÍas a diana cazadora - Efraín Huerta