Ausentándose por no ofenderla

Hermosa Fénix, si la luz serena
De vuestros claros ojos no abrasara,
Su pureza devoto contemplara,
Que al no encendido, al temerario enfrena;

Mas si mi vista enciende y desordena,
Cual suele el viento y fuego a polvo y vara,
Si, aunque se oculta, sierpe ostenta clara
Purpúrea rosa y cándida azucena,

¿cómo queréis que mire vuestros ojos
Menos que con intento así advertido?
Ausente estoy mejor, si os causo enojos:

Adiós, Fénix, adiós, que voy perdido;
Huyendo voy de amor y sus antojos,
Mas, ay, que viene a la memoria asido.


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Poema Ausentándose por no ofenderla - Pedro Soto de Rojas