Atardece de nuevo y un día más ciudades diferentes
Nos enseñan sucesivos ocasos. Mañana
Volveremos a encontrarnos, pero hoy, ¿cómo hablarte
De las horas que vendrán y otra vez no serán nuestras?
Está tendido el horizonte y la penumbra se despliega.
Dentro de poco llegará el momento
En que todo se detiene y cada cual,
Por su cuenta, cierra los ojos y muerde los labios.
Con todo, ¿dejaremos que esto sea algo amargo y terrible,
Que el resto pierda su dulzura
Como un durazno al caer y pudrirse en el suelo?
Asuntos que el atardecer diluye para así llenar su copa
O abrir una segunda luz, un camino, capaz
De orientarnos hacia la irisación de otra mañana.