Quisiera ignorar pero no ignora.
Lo que sabe lo hostiga,
Lo lastima, lo quema:
…la oscuridad
Es profunda, el cielo se abstiene
Y deja en amarga libertad a sus criaturas,
En lo profundo no se puede hacer pie
Y la palabra se retira en olas
Hacia el olvido.
Ya no cree.
O cree apenas en un posible rincón
Entre pasaje y pasaje donde guarecerse
Por un instante,
Acaso en algún futuro breve rapto de felicidad,
Momentánea falla en la sólida masa del hastío.
Poco, casi nada.
Le viene a la memoria la imagen
De un árbol de Segantini,
Siente que el suelo
Lo encadena, abre los brazos,
Cierra los ojos,
Espera la muerte o el milagro
Mientras, alrededor,
Los vendedores arman puestos
Que llenarán de frutos y pescados.
Un fruto perforado a la luz del ojo nocturno
Y entre los pliegues,
Una bondad que no ofrece respuesta.
Quizás una mosca sobrevuele lo que queda;
Yo ahora la aparto de mi boca
Y la ola me devuelve confuso
A lo que creía polvo.
Mi hermano ni vino.
Se hiela su mano lejos de la mía
Y ningún vertedero o máscara lo sostiene.
Se pudre la pregunta en la orilla desierta.
Se agita el sueño en su inútil pompa marchita.
El viento barrerá los restos.