A un delfín varado en una playa

Sobre tu lomo inerme se espejan todavía
Mil caricias que antaño olvidaron las lunas
De las noches de agosto y los soles tempranos
Que marcaron tu rumbo en tantas singladuras.
En tus ojos ahora apagados y tristes
Se adivina una orgía de corales y espumas
Abriéndose a tu paso por los mares de un trópico
Hecho de azules glaucos y de perlas profundas.
Saltabas una comba hecha de olas de plata
A estribor de los barcos, compañeros de ruta,
Buscando con los tuyos un remanso tranquilo
Donde engendrar en calma una vida futura.
Pero este mar, amigo, tu mar, ya no es el que era:
Ya no hay olas de plata, ni corales ni espumas,
Sino redes inmensas de aviesas fauces rojas
Arrasando sin tregua sus entrañas fecundas.
Yo se por qué tus ojos vierten lágrimas negras:
Porque una madrugada, una sentina inmunda
Vomitó ese petróleo que ancló estrellas de plomo
En tu sangre, manchándola de una muerte segura.
Y se por qué ahora yaces varado en esa playa
Donde las olas, antes de apagarse, te arrullan
Formando con la arena una mortaja líquida,
Mientras la brisa teje en torno a tu figura
Una corona de algas perfumadas de sal:
Porque este mar amigo que antaño fue tu cuna
Ahora, emponzoñado por la mano del hombre,
Ha sido tu verdugo y será tu sepultura.


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Poema A un delfín varado en una playa - Ramón Graells Bofill