Yo desprecié una hermosura

Yo desprecié una hermosura
que ardía por mí en amores,
y de otra que no me quiere
solicito los favores.
Celoso estoy y ofendido,
mas no me atrevo a quejarme;
sufro en silencio mis cuitas:
Quien tal hizo, que tal pague.

Como yo correspondí
así me han correspondido:
un favor con un desprecio,
con una ofensa, un cariño.
Mi alegría la entristece;
mi tristeza la complace;
mis halagos la fastidian:
Quien tal hizo, que tal pague.

Pues si es justo que padezca
y experimente rigores,
vengan tormentos y penas,
vengan ansias y dolores.
Sufra de mi bien querido
toda especie de crueldades,
y en mí se cumpla el adagio:
Quien tal hizo, que tal pague.

Haré frente al infortunio
y a lo adverso de mi suerte,
y en castigo de mi culpa
sufriré la misma muerte.
Entre el polvo de la tumba,
cuando esté yerto cadáver,
exclamaré en tristes voces:
Quien tal hizo, que tal pague.

Pero, prenda idolatrada,
no me castigues con celos,
que no hay valor que resista
tan infernales tormentos.
Quizás tu amante algún día
despreciará tu amor fino,
y entonces, dirás: Es justo
que tal pague quien tal hizo.


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Poema Yo desprecié una hermosura - Miguel W. Garaycochea