Ya que de ti carezco, dueña mía,
a quien el Sol es corta, oscura esfera,
mi pensamiento y mi ansia verdadera
en víctima te ofrece el albedrío.
Ausente de ti estoy, y el desvarío
de mi amor hace piense que no es fiera
la ausencia, pues contigo persevera
el goce de tu amor en que confío.
Pienso a veces te tengo ante mi vista;
otras, que hago contigo dulces lazos
para lograr mejor mi fiel conquista;
otras, que para hablarte hay embarazos;
otras, que de tu amor soy cronista;
y otras, que gozo el Sol entre mis brazos.