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ALGUIEN VIENE CON SU CASA llena de canarios adiestrados por el indio, silueta
Silvestre empacada en una vieja construcción en la espalda; la lengua se
Neutraliza y a la arena le crece una uña de pasto.

Quetzalcóatl como un ser solitario riega las flores de su casa, así aumenta su
Prisión de edades a donde viene todos los días una ciudad distinta de alcaldes.

Los niños aprendieron la historia de Texcoco, Netzahualcóyotl ya no está solo,
Despacio conquistador del tiempo; el dolor se va con dignidad.

Cuando apenas era un niño de meses su espíritu se pegó a su piel, poeta de una
Sola vez que aún no termina.

Con los dedos guardados en la cintura de algún sin lugar siquiera, mundo de
Eternidades, piedra vieja, tallada con el color de un hasta-ahora imposible.

Qué fácil suceden estas cosas, perderse de vista con la sospecha de lo mismo de
Siempre, soledad inmensa que nos vive de sobra, ¿qué hacer, callarse el corazón
Como los pájaros enfermos cuando cambia el tiempo?

¿Para qué seguir masticando edades si el hombre de este siglo no tolera himnos?


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Poema X - Francisco Azuela