Otra soledad enciende sus cenizas,
Otro horizonte nulo se me precipita en el corazón,
Y dice que la única gran noche
Es la de tocar, con dedos ciegos, la poesía,
Mientras los astrónomos acarician el oropel de las nebulosas
Y los locos sueñan que la piel de Dios cubre sus heridas.