Con la verdad ocurre como en diciembre:
Que los teléfonos fingen un dulzor
De limones que ablanda los portales
Por donde vagabundeamos
En busca del calor de otras miradas.
Parece que todo transcurre
Sin haberse sucedido,
Que la vida, las cosas, los recuerdos,
Comparecen, se diluyen, desertan.
Nada, casi nada perdura:
Sólo la memoria guarece los rostros,
La ciudad entoldada
Con seda de nube,
Un ruido inesperado de voces
Que comparten la abundancia repetida
De la muerte que morimos
Cada noche que nos muere.