Unos ojos bellos adoro, madre;
téngolos ausentes, verelos tarde.
Unos ojos bellos
que son de paloma,
donde amor se assoma
a dar vida en ellos;
no ay, madre, sin vellos,
bien que no me falte;
téngolos ausentes, verelos tarde.
Son dignos de amar,
pues podéis creer
que no ay más qué ver
ni qué dessear;
hízelos llorar
y llorar me hazen;
téngolos ausentes, verelos tarde.
No sé qué me vi
quando los miré,
que en ellos me hallé
y en mí me perdí;
ya no vivo en mí
sino en ellos, madre;
téngolos ausentes,
verelos tarde.
téngolos ausentes, verelos tarde.