Días feriados
para acordarme de que existo
aunque ahora esté un poco ebrio
con la presencia del sol
y el azul desbordando (displicente)
las copas en los manteles de la tarde.
Bebo el infinito de ser y no estar por un instante.
Bebo y hago un cuatro para reírme
de la estupidez de apostar el equilibrio
con tantos años que estaré muerto
y en el menú de los gusanos.
Días feriados.
La duda de una nube.
En el abismo, un canto.