Un bulto casi sin bulto
De güessos de un hombre sancto,
Un cuerpo de poco cuerpo,
De carne de un descarnado,
Remontado por los montes,
Solo, puebla un despoblado,
Y por entre peñas viuas
Trae su vida despeñando.
Sobre las sierras peladas
Andan los güessos pelados
De Francisco o de la sombra
De Christo cruçificado.
Viste el desecho del mundo,
Y dél se a deshecho tanto,
Que es, por deshecho y de hecho,
Dechado de desechados.
Un capote de sayal
Es su vestido ordinario,
Hábito de quien tenía
Hábito de andar gallardo.
Los dessencasados ojos
Trae con el çielo casados,
Y con los clauos de Christo
Errado, pero no herrado.
Todo eleuado en el çielo,
De tierra todo eleuado,
Eleuado porque a Dios
Su coraçón es lleuado.
Quiérese llamar menor
Por su mayor menoscabo,
Menoscabo porque cabe
En qualquiera menor cabo.
Dios por su menor le toma,
Y en todo le a mejorado
Viendo que es lo que le da
Mejorado y mejor dado.
Çiñe una cuerda su cuerpo,
Cuerdo en todo y acordado,
Pues con la cuerda concuerda
Los quereres discordados.
Sus pies descalços por tierra,
Mas por el çielo descalços,
Siempre en vela sus sentidos
Y de velar desuelados.
De su çiliçio y çilençio,
Por no rompérselo, callo,
Y de sus santas rodillas,
También callaré los callos.
Si sus milagros contara,
Fuera muy largo y milagro.
Ceso, pues, y de su seso
Puede otro seso alabarlo.
Sólo diré que en su iglesia
Dios puso exemplo tan raro
A perfectos y imperfectos
Para imitallo y mirallo.