Las letras de tu nombre escriben algo:
en tu lago me ahogo sin remedio.
Es apacible el agua,
sin embargo
aparece el misterio.
¿Adónde voy entonces?
Quiero evitar tu nombre,
el asedio que produce en estas noches
(me persiguen las balas cazadoras
que entre sombras apuntan a mi sueño).
No soy dueño de mí mismo en las deshoras,
y me siento extraviado.