A Amparo Blanco Gutiérrez
Tu luz no es parte de la luz que veo
Ni es la gasa de oro que te anuncia.
No es tampoco una voz que se pronuncia
O se piensa o se sueña ante Morfeo.
No es tu luz un objeto en el que creo
O dejo de creer; no es tu renuncia
A vivir en la sombra. El Sol enuncia
Las claves de su ardor en mi deseo.
Quizá sea tu luz lo que te mueve
Y te hace parar, lo que te eleva
Y te deja caer como la nieve…
Cuando salga otra vez la luna nueva,
Pueda acaso escuchar, tras su relieve,
El verso de tu luz, del alma prueba.