Treinta indulgencias
cien jaculatorias.
Tantas penitencias
padres – nuestros y glorias
novenas patenas sotanas
y credos y cruces y salves
en las capillas de las grandes grutas
entre los oros de las matrices…
Pero Dios, el Verbo en persona,
¿resuena en la voz de las campanas?
Y las almas, ¿se sienten felices?
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