Estas purpúreas rosas que a la Aurora
Se le cayeron hoy del blanco seno,
Y un vaso de pintadas flores lleno,
Oh dulces auras, os ofrezco agora,
Si defendéis de mi divina Flora
Con vuestras alas el color moreno,
Del sol, que, ardiente y de piedad ajeno,
Su rostro ofende porque el campo dora.
Oh hijas de la Tierra, peregrinas:
Mirad si tiene mayo en sus guirnaldas
Más frescas rosas, más bizarras flores.
Llorando les dio el alba perlas finas;
El sol, colores; mi afición, la falda
De mi hermosa Flora, y ella, olores.