Soneto 5

Órrido ivierno, que la luz serena,
Y agradable color del puro cielo
Cubres d’ oscura sombra y turbio velo
Con la mojada faz de nieblas llena;

Buelve a la fría gruta, y la cadena
Del nevoso Aquilón; y en aquel ielo,
Qu’ oprime con rigor el duro suelo,
Las furias de tu ímpetu refrena.

Qu’ en tanto qu’ en tu ira embravecido,
Asaltas el divino Esperio río,
Que corre al sacro seno d’ Ocidente,

Yo triste, en nuve eterna del olvido,
Culpa tuya, apartado del Sol mío,
No m’ enciendo en los rayos de su frente.


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Poema Soneto 5 - Fernando de Herrera