Te encontré en la mitad de mi camino
Cuando ya desmayaban mis pesquisas,
Cuando oficiaba en mis paganas misas
Con ablandadas hostias y agrio vino.
¿Me aguardabas? No sé… Quizás el Destino
Guió a tí mis pisadas indecisas,
Y abandonando mis Sacerdotisas,
Te consagré mi altar de peregrino.
¿Quién eres? ¿Qué esperabas en mi senda?
¿Por qué humear haces mi incensario de oro
Y cual dueña penetras en mi tienda?
No sé… Te amo… Lo demás lo ignoro
Y, pues mi corazón te dí en ofrenda,
Los ojos cierro y a tus plantas oro!